por Ben Amunwa
El derrame que ha producido la compañía Shell en Nigeria en
diciembre pone de manifiesto la impunidad de la que goza la
multinacional en este país...
Diagonal
El 20 de diciembre de 2011, una fuga en la plataforma
petrolífera de mar abierto de Shell en Bonga, una de las mayores de esta
multinacional en Nigeria, derramó 40.000 barriles de petróleo al océano
Atlántico. El vertido ocurrió durante una transferencia rutinaria de
crudo a un petrolero. Los funcionarios nigerianos lo han calificado como
el peor vertido ocurrido en alta mar en la última década. Fotografías
tomadas desde satélites por la organización independiente Skytruth
señalan que la mancha tiene 70 km de largo y se extiende a lo largo de
923 km (356 millas cuadradas). Las autoridades nigerianas han prohibido
la pesca en la costa y las comunidades costeras que dependen de la pesca
para su subsistencia se han visto seriamente afectadas por la
contaminación petrolífera. Por si esto fuera poco, el 3 de enero se
confirmó un segundo vertido de 200 barriles en el oleoducto terrestre de
Nembe.
Shell es el mayor operador del
delta del Níger, la región petrolífera de Nigeria, y ha mantenido una
posición dominante desde su llegada al país africano en 1937. El petróleo se encontró en Oloibri en 1956, año a partir del cual la extracción comercial se expandió rápidamente. Hoy Nigeria exporta el 20% de su petróleo a Europa y el 31% de su gas natural a España.
Así, Repsol está planeando construir una gran planta de
gas en Nigeria que extraerá siete millones de toneladas al año. Las
empresas petroleras europeas han invertido grandes cantidades en
Nigeria, al tiempo que cuentan con un vergonzoso récord en daños
medioambientales y violaciones de los derechos humanos. Desde 1960, las
exportaciones de petróleo han generado un beneficio de 600.000 millones
de dólares en ingresos para el Gobierno y las multinacionales del
petróleo, pero la mayor parte de la población nigeriana no se ha visto
beneficiada por estos ingresos y vive en condiciones de pobreza.
El vertido ocurrido en Bonga en diciembre arroja serias
dudas acerca de la viabilidad de las operaciones de perforación
petrolífera en mar abierto de Shell. Dicha empresa utilizaba Bonga y
otras instalaciones de prospección ultraprofunda en Nigeria como ejemplo
del nivel de seguridad de esta tecnología. Pero esta nueva tecnología
de prospección ha generado nuevas amenazas para el medioambiente. De
este modo, resulta llamativo que una empresa con el récord de vertidos
de petróleo en Nigeria, como Shell, haya obtenido permiso para iniciar
las perforaciones en el Ártico en el verano de 2012. Un vertido de
petróleo en un mar helado podría tener consecuencias medioambientales
catastróficas y resultaría prácticamente imposible de eliminar. Se estima que en los últimos 50 años se han derramado entre 9 y 13 millones de barriles en el Delta del Níger.
Esto equivale un desastre similar al del Exxon Valdez cada año. Algunas
empresas, entre las que se encuentra Shell, se han aprovechado de la
falta de regulación en Nigeria y han ocultado la cantidad, volumen y
consecuencias de los vertidos de crudo. La industria petrolífera en mar
abierto de Nigeria carece de regulación alguna. Así, en el Golfo de
Guinea, lejos de la costa y de la vigilancia de inspectores y defensores
del medioambiente, se suceden los vertidos, las fugas y el abandono de
residuos con toda impunidad. La contaminación procedente del vertido de
Shell en Bonga todavía amenaza el sustento de 13 comunidades costeras.
Grandes cantidades de crudo negro y denso han aparecido en las playas,
dejando rastros de peces muertos tras de sí. Entre tanto, Shell sigue
eludiendo toda responsabilidad excusándose en que dicho petróleo procede
de otro vertido diferente al de Bonga. Los pescadores han organizado
grandes protestas en respuesta a esta actitud, exigiendo al Gobierno que
responsabilice a Shell. Nigeria se encuentra en una encrucijada en
2012. A pesar de ser un gran exportador de petróleo, no puede garantizar
un suministro estable de combustible, electricidad o agua potable para
su pueblo. El 1 de enero, el presidente Goodluck Jonathan decidió eliminar el subsidio al petróleo.
De la noche a la mañana, el coste del transporte y de los artículos de
primera necesidad se ha disparado y las protestas, que han estallado en
todo el país, están haciendo tambalearse al Gobierno.
Historia negra de la Shell
En los últimos 56 años, Shell en Nigeria se ha destacado
por la contaminación, la devastación medioambiental y la violación
sistemática de derechos humanos. En los ‘90, miembros de la minoría
ogoni del delta iniciaron las protestas por los desastres ambientales y
sociales de la petrolera en la extracción de crudo. Liderado
por el escritor y activista Ken Saro-Wiwa, el pueblo ogoni movilizó a
miles de manifestantes y atrajo la atención mundial. Una de sus
reivindicaciones fue que Shell pusiera fin a los vertidos diarios y la
quema ilegal de gas (mezclado con petróleo), compensaciones económicas
por daños ecológicos y la distribución de la riqueza generada por el
petróleo. Las protestas de los ogoni obligaron a Shell a poner fin a su
actividad en dicha localidad en 1993 y desde entonces la empresa no ha
regresado allí.
La respuesta de Shell y el régimen militar nigeriano fue
la colaboración mutua en una serie de operaciones armadas que acabaron
con la vida de miles de ogonis. Shell financió a los soldados que
cometieron crímenes de lesa humanidad. El 10 de noviembre de 1995, Ken Saro-Wiwa y otros ocho miembros del pueblo ogoni fueron ejecutados por el gobierno nigeriano.
Los vertidos de petróleo, las quemas de gas y las
violaciones de derechos humanos continúan en el delta del Níger. En
agosto de 2011, el Programa de la ONU para el medioambiente (PNUMA)
publicó un informe sobre el impacto de los vertidos en las tierras de
los ogoni. La ONU condenó a Shell y al Gobierno nigeriano por incumplir
los estándares industriales y ocultar la contaminación del delta del
Níger. Los científicos certificaron que los pozos de agua potable en
territorio ogoni habían sido contaminados con benceno (agente
cancerígeno presente en el petróleo crudo) en una tasa 900 veces por
encima de los límites establecidos por la Organización Mundial de la
Salud. Según el PNUMA, la eliminación de la contaminación del delta del
Níger llevaría tres décadas. En octubre de 2011, un informe publicado
por el grupo activista británico Platform reveló la complicidad de Shell
en las graves violaciones de derechos humanos cometidas en Nigeria
entre 2000 y 2010. Shell ha trabajado en el Gobierno nigeriano, que es
el responsable de los abusos sistemáticos entre los que se incluyen los
asesinatos ilegales y la tortura. Además, Shell ha alimentado dichos
abusos al financiar a grupos armados, que, en uno de los casos, fueron
responsables de la destrucción de la ciudad de Rumuekepe, donde se cree
que al menos 60 personas fueron asesinadas.
*Texto traducido por AEIOU.
Fuente:Aquí
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