Como en todo proceso revolucionario, el Estado no sólo
condensa la nueva correlación de fuerzas político-económica de la
sociedad emergente de las luchas sociales exitosas, sino que además,
como está sucediendo en la amazonía, deviene en sujeto material y
cultural que ayuda a promover movilizaciones sociales que transformen
las estructuras de dominación aún presentes en determinadas regiones y
esferas de la sociedad.
Vista geográficamente, la tercera parte de Bolivia es amazónica, y es
con mucho la región más aislada del país. Una parte de nuestra amazonía
se la perdió en guerras frente al Brasil, 187.830 km2 en 1903, y con
el Perú 250.000 km2 en 1909. En la amazonía viven el mayor número de
naciones indígenas de Bolivia, aunque con una baja densidad demográfica.
Si tomamos el último Censo de Población y Vivienda, menos del 4% del
total de la población indígena boliviana vive en tierras bajas y en
especial en la amazonía.
Herederas de grandes culturas hidráulicas, las naciones indígenas de
la amazonía fueron objeto de una intensa persecución y extinción por
parte de la dominación colonial española y luego republicana. Una parte
de la población fue objeto de las reducciones jesuíticas, y hoy viven
dispersas en la extensa geografía amazónica.
El Estado patrimonial: tierras y poder familiar. Si bien el nomadismo
ha permitido la preservación de sistemas de producción y autoridad
autónomos, no ha podido impedir la consolidación del poder territorial
de hacendados, ganaderos y empresas privadas extractivistas que a lo
largo de los años se ha ido asentando en la amazonía como poder real de
la región. De esta manera, a través de la tenencia de ganado, la
extracción de la goma, la quina, ahora la castaña, la piel de lagarto o
la sola posesión de tierras, latifundistas y empresarios han consolidado
en los últimos 150 años una estructura de poder territorial señorial y
patrimonial sobre todos los habitantes urbanos o rurales de la región.
En la amazonía, hasta hace poco, el patrón o hacendado era dueño de
todo lo que se movía alrededor de su vista. Mediante la violencia,
grupos de choque hacendal han ocupado tierras e impuesto su ley sobre
peones, indígenas y campesinos pobres de los alrededores. En la medida
en que el poder se ha estructurado en torno a la tierra y su ocupación
violenta, una lógica patronal conservadora es la que impera en la región
amazónica. Y en la medida en que hacendados, madereros, terratenientes e
intermediarios articularon un pacto con los gobernantes para ejercer
ellos, a través de sus redes familiares y locales, la poca presencia
estatal en la zona, entonces tierras, recursos estatales e impunidad
han devenido en medios de la patrimonializacion del Estado en la región
amazónica. De esta manera, el Estado se presentaba como una extensión de
las influencias familiares de una pequeña elite hacendal, ganadera y
maderera, a la vez que esta misma elite legitimaba e imponía con la
propia violencia estatal su propiedad patronal sobre la población.
Este poder hacendal-patrimonial de la amazonía ha sido la forma de
dominación regional más conservadora y reaccionaria que existe en todo
el país. En cierta forma, en la figura del señor de la tierra se
encerraba la personificación de los poderes más despóticos existentes;
no sólo era el dueño de la tierra, era también el contratante de
trabajadores, el comprador de madera de bosque, el proveedor de bienes
de mercado a las poblaciones alejadas, el influyente político que
monopolizaba familiarmente los cargos públicos y, por tanto, el
proveedor de tierras fiscales, de favores públicos frente a una
población desprovista de todo: de tierras, de propiedad, de autoridad
pública y de Estado.
Por ello, no es raro que el señor de la tierra sea también el eje de
la ritualidad popular local; para celebrar fiestas, para casarse o hacer
estudiar a los hijos. Toda la trama de poder estatal patrimonial
convergía en la figura del hacendado y su mando omnipresente. Y si bien
la dispersa organización indígena mantuvo su autonomía local a nivel de
corregimientos, cabildos, centrales y subcentrales, no logró convertirse
en fuerza dirigente a nivel local o regional, ni mucho menos disputar
la autoridad y mando a la estructura hacendal-patrimonial.
De hecho, ante el constante avasallamiento hacendal-empresarial, las
comunidades indígenas, para poder preservar parte de la ocupación
territorial, tuvieron que acoplarse de manera subordinada y vertical a
la estructura de poder patrimonial dominante, al igual que las otras
clases populares. De ahí que el propio discurso de legitimación e
identificación regional haya sido, hasta hace poco, el que se emitía
desde el núcleo de poder patronal regional.
Una modificación parcial de esta situación de dominación despótica
hacendal la han producido las organizaciones no gubernamentales (ONG)
desde los años 80, y lograron crear una relación clientelar con la
dirigencia indígena, aunque promoviendo niveles de organización
interregional, como las regionales indígenas o la propia Confederación
de Indígenas de Bolivia (Cidob). En la medida que estos niveles de
organización funcionan exclusivamente con financiamiento externo de ONG,
que solventan los salarios de los dirigentes, tienden a perder contacto
con las bases indígenas amazónicas, y, en realidad, en parte son ONG
que reproducen mecanismos de cooptación clientelar y subordinación
ideológica y política hacia las agencias de financiamiento, la mayoría
de ellas europeas y estadounidenses, como Usaid. En la medida en que
algunas ONG han sido el vehículo de la introducción de un tipo de
ambientalismo colonial que relega a los pueblos indígenas al papel de
cuidadores del bosque amazónico, considerado propiedad extraterritorial
de gobiernos y empresas extranjeras, esas ONG han ido creando de facto
una nueva relación de privatización y extranjerización de las tierras
comunitarias (TCO), en las que el mismo Estado ha perdido tuición y
control. De esta forma, ya sea por medio de la dominación fuerte del
despotismo hacendal, o por la dominación suave de las ONG, las naciones
indígenas amazónicas, económicamente, no tienen el control soberano
sobre sus territorios ni una plena independencia política.
En la amazonía no son los pueblos indígenas los que tienen el poder
territorial, como sucedió desde años atrás en zonas de tierras altas y
valles, en los que los sindicatos agrarios y comunidades desempeñaron el
papel de micro-estados indígenas con presencia territorial, y en
realidad han sido la base material previa de la construcción del actual
Estado Plurinacional. En la amazonía, las cosas han transcurrido de
manera muy distinta. El orden despótico hacendal es predominante y ni
las organizaciones indígenas, ni las campesinas ni las organizaciones
obreras de reciente creación, lograron crear un contrapoder organizativo
ni discursivo que resquebraje este sistema hacendal-patrimonial.
Del Estado patrimonial al Estado plurinacional. El punto de quiebre
de este ultra-conservador sistema de poder regional amazónico ha venido
desde el año 2006. Al ser desplazadas las antiguas clases dominantes del
control estatal nacional por los movimientos sociales
indígena-campesino populares, el sistema patrimonial sufrió una herida
de muerte. Se rompió la alianza entre tenencia hacendal de la tierra y
poder político, base material del despotismo patrimonial amazónico,
creándose una suerte de “dualidad de poderes” regional: por una parte
las clases hacendal-empresarial, por otra la nueva estructura
gubernamental con poder de decisión sobre recursos económicos y tierras.
Desde entonces una creciente pugna y lucha social se ha desatado en
todas las tierras bajas. El Estado revolucionario ha detenido la
otorgación de tierras a las clases hacendales. Ha revertido tierras a
latifundistas y una buena parte las ha entregado en propiedad a las
comunidades y naciones indígenas. Si entre 1996 hasta el 2005 se
entregaron cuatro millones de hectáreas a los pueblos indígenas de
tierras bajas, entre 2006 y 2011 se entregó 7,8 millones de hectáreas,
trastocando radicalmente la estructura de propiedad de la región
amazónica. Sin embargo, esta modificación de las relaciones de propiedad
sobre la tierra no ha sido suficiente para desmontar el poder despótico
hacendal. En la medida en que los pueblos indígenas no han incursionado
en procesos de transformación de la materia prima que existe en los
nuevos y grandes territorios indígenas, entonces la madera, los
lagartos, la castaña o los productos de pesca siguen siendo comprados
por los madereros o empresarios-hacendados a precios irrisorios y bajo
las mismas modalidades de “enganche” o “adeudo” que renuevan la
dependencia económica y social tradicional. Lo mismo pasa con la
provisión creciente de otros medios de existencia (azúcar, sal, harina,
vestimenta, herramientas de acero, gasolina, etc.), que los provee el
enganchador, el hacendado, el empresario o el comerciante que al tener
el monopolio del traslado de esos productos los entrega a los indígenas a
cinco o diez veces por encima del precio de mercado.
En corto tiempo, gran parte de las millones de hectáreas de TCO están
quedando nuevamente articuladas a los mecanismos de dominación señorial
y patronal de empresarios-hacendados que utilizan a dirigentes como
intermediarios de la depredación y la dependencia económica de las
comunidades.
Las denuncias sobre la participación en negociados de madera dentro y
fuera del TIPNIS por parte de los actuales dirigentes de la marcha
indígena son apenas la punta de un iceberg de colusión de una parte de
la dirigencia indígena con los restos del poder hacendal-empresarial
amazónico.
De ahí que el Gobierno revolucionario, a la par de la modificación de
la estructura de tenencia de tierra que disocia la rutina de la
hacienda de la acción del Estado, ha impulsado que las instituciones
estatales de Gobierno actúen autónomamente respecto del bloque dominante
regional, facilitando recursos a los municipios, créditos a los
campesinos, fondos de inversión productiva para los pueblos indígenas,
empresas de acopio que regulan los precios anteriormente monopolizados
por los patrones locales, entrega de medios de transporte fluvial para
pueblos ribereños, construcción de caminos públicos (anteriormente de
propiedad de hacendados), etc. En la medida que el Estado, en estos
cinco años, ha triplicado sus gastos de inversión y gasto social, su
presencia es ahora bajo la forma de derechos y redistribución de la
riqueza allí donde antes lo poco que el pueblo recibía era gracias a la
“dádiva” del patrón-político, la iglesia o la ONG.
El Estado se ha autonomizado de las clases patronales y ello ha
iniciado un proceso de derrumbe del viejo orden patronal conservador de
la amazonía. Una intensa lucha de clases ha comenzado a desplegarse
reconfigurando el nuevo ordenamiento regional de poder. La presencia de
un Estado desprendido de las clases propietarias de la tierra,
materializado como derechos sociales y en función redistributiva de la
expansiva riqueza común ha dado un golpe de muerte a la estructura
hacendal-patrimonial amazónica. En cierta medida se puede hablar que
desde el año 2006, con el gobierno de los movimientos sociales y el
presidente Evo, en la amazonía se ha dado una especie de revolución
democrática desde arriba, desde el Estado, que está destrabando el
despliegue de las energías vitales de los pueblos y clases sociales
populares de una región caracterizada hasta hace poco por ser la más
conservadora del país.
Como en todo proceso revolucionario, el Estado no sólo condensa la
nueva correlación de fuerzas político-económica de la sociedad emergente
de las luchas sociales exitosas, sino que además, como está sucediendo
en la amazonía, deviene en sujeto material y cultural que ayuda a
promover movilizaciones sociales que transformen las estructuras de
dominación aún presentes en determinadas regiones y esferas de la
sociedad.
Fuente: http://www.surysur.net/2012/07/bolivia-amazonia-y-poder-despotico-patrimonial/
fuente
:Aquí
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El estado sabe del abuso cometido por ONGS, patrones , iglesia, y por tal razón debe proteger a los grupos indígenas de la amozonía , que están entre las dos fuerzas y que por luchar por sus necesidades son usados.-
La riqueza de Bolivia , es ese pueblo indígena, que sostiene con su actuar a su país y a Suramérica, su actuar en armonía con la naturaleza, y entre ellos mismos.-
Imaginémonos que estos pueblos hubieran sido depredadores, como lo somos actualmente, ya habrían acabado con todas las riqueza, con toda la belleza y la armonía; pero al contrario ellos son los protectores de la Pacha Mama., ellos están llenos de conocimiento y sabiduría.-
Por tal motivo deben ser tratados con toda consideración y respeto y demostrando verdades, para que se conozca donde está realmente el enemigo.-
Anamaría.-
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En Ciencia Celeste el Padre Eterno nos habla de sus humildes:
El hombre hizo lo
opuesto; en vez de dejar a los humildes, gobernar este mundo, los relegó al
último; ¿nó se escribió, que todo humilde es primero ante el Padre? y si todo
humilde es primero ante el Eterno, ¿por qué mis humildes, no gobiernan este
mundo? he aquí una pregunta que hará estremecer los cimientos del mundo Alfa.-
; ¿Por qué mis humildes, no gobiernan este mundo? ¿no se os enseñó que
todo humilde, es primero por mandato del Padre? ¿por qué hicísteis lo opuesto?
por haber hecho lo opuesto, ninguna criatura de este mundo, entrará al Reino de
los Cielos; de verdad os digo, que en este mundo, sólo quedarán los humildes;
ninguno que no fué humilde, quedará; he aquí la realidad del futuro; todas las
naciones explotadas y sub-desarrolladas, se unirán y formarán una sóla
potencia; la potencia más grande que se haya conocido en este mundo; y de
verdad os digo, que no habrán más ricos ni explotadores en este mundo; porque
tales aberraciones, pertenecieron a un lejano mundo, llamado materialismo .-
La humildad hijo, se
expresa en infinitas formas; y la divina parábola que fué dicha al mundo y que
dice: Todo humilde es primero delante de dios, significa que toda nación que
fué humillada y explotada por la bestia, está primero en los acontecimientos
del juicio final; primeros están los sufridos de la prueba de la vida; a ellos
se les restituirá primero, lo que ilegalmente les fué quitado.-
Escrito por Alfa y Omega-Ortografía original de los rollos.-