Chile. Toc, toc, toc… Clase Media ¿estás ahí?
Apartes.
La continua alusión a la “clase media” por parte de políticos y periodistas sacude las neuronas y atormenta las sinapsis.
En Chile, la desigualdad de ingresos está entre las
más altas del mundo y nuestro índice de Gini (0,55) marca una
considerable distancia entre ricos y pobres. Paradójicamente, más del
80% de la población considera pertenecer a la clase media.
En Chile hubo clase media cuando el país comenzó a
urbanizarse y las ciudades delinearon las primeras formas de metrópolis
urbanas. Contribuyó a la aparición de ese sector social la política del
desarrollo hacia adentro, con fábricas y empresas nacionales dedicadas a
la transformación de los productos básicos. Surgió entonces una clara
división del trabajo, y la correspondiente diferenciación en el nivel de
ingresos.
La clase media actual –a la que se refiere la gran
mayoría de los chilenos– no coincide con la del siglo XX, que se
transformó en uno de los pilares del desarrollo del país y se consolidó
gracias a un contexto específico que hoy está superado por una realidad
diferente.
Con ella se identifican algunos enriquecidos
ciudadanos, grupos de hogares cuyo buen pasar se apoya en un
endeudamiento creciente, y una masa de proletarios pobres, seguidos de
cerca por sectores vecinos a la indigencia. Todos se definen como
miembros de la “mal tratada y laboriosa clase media chilena”, y muy
pocos reconocen pertenecer a la clase social de más arriba o de más
abajo.
“El nivel educacional también pesa: el profesor
que gana $300 mil, que por ingresos podría ser de sectores populares,
pero que por nivel educacional es de clase media”, señala Barozet.
Hay otro detalle digno de consideración: el nivel
‘aspiracional’ que caracteriza a algunos segmentos de la clase media,
especialmente aquellos donde percola el consumismo de jóvenes
profesionales procedentes de familias modestas. Lo que perciben como una
cierta movilidad social ascendente les hace sentirse fuera del panorama
familiar, y les impulsa a acentuar la diferencia.
Ser “emprendedor” es el sueño de muchos profesionales
y técnicos jóvenes, ser su propio patrón. El “sueño del pibe” es
asimilado a un incremento mecánico del nivel de ingresos, y por
consiguiente a un cambio sustantivo del nivel de consumo que suele
comenzar con un cambio de barrio.
¿Es eso lo que define a los jóvenes de clase media hoy en día?
Soy hombre de campo, vivo en el campo, después de una
ya larga existencia citadina en metrópolis diversas, chilenas y de
afuera. Aseguro que en ningún otro lugar –Santiago, Buenos Aires, Sao
Paulo, Montevideo– he aprendido más de la vida que acá, gracias a mi
querida gente de la ruralidad lárica.
Ella me ha enseñado que la simpleza de la
cotidianeidad es la sal de la tranquilidad; que las cosas son tal cual
las vemos y las sentimos, y no como nos las cuentan. Por ello, aceptar
que se vive como realmente se vive es la única forma de iniciar una
lucha por vivir de otra manera.
¿Qué dicen mi gentes de campo, mis amigos
trabajadores agrícolas, mis amigas temporeras, respecto al asunto de la
mentada “clase media”? Tienen una opinión escueta y contundente: “Sólo
hay dos clases sociales en Chile hoy en día: una es la dueña de la
plata, de la tierra y de la política… la otra es el resto del país, es
decir, todos nosotros, los que no somos dueños ni de empresas, ni de
bancos, ni de fundos, ni de bosques”.
Ellos no lo saben, pero su opinión coincide con lo
escrito por un genio de la economía y la política llamado Karl Marx,
quien, en el siglo XIX, afirmó que sólo había dos clases sociales: la
burguesía (dueña del capital y los medios de producción) y el
proletariado (la fuerza de trabajo).
Hoy, esa evidente división se oculta trás de las
tarjetas de crédito, y del endeudamiento procaz que implica sumisión por
largas décadas de todo el grupo familiar.
http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/05/08/chile-toc-toc-toc-clase-media-estas-ahi-opinion/
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