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jueves, 15 de agosto de 2019

SE DERROTO A MACRI PERO EL kirchnerismo NO ES LA SOLUCIÓN - PARECE UN JUEGO DEL MISMO SISTEMA CON EL PUEBLO


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Argentina. La derrota no fue sólo de Macri, sino del neoliberalismo y del FMI. ¿Cómo salir de este atolladero?




Por Aram Aharonian*, Resumen Latinoamericano, 15 agosto 2019.-

La derrota del modelo de restauración neoliberal del Fondo Monetario Internacional y de las políticas estadounidenses, liderado en Argentina por el gobierno de Mauricio Macri, abre la posibilidad de nuevos caminos en una región donde se quiso imponer el imaginario colectivo de un supuesto fracaso de los gobiernos progresistas.

El neoliberalismo tiembla ante las próximas elecciones en Uruguay y Bolivia, que podrían poner fin a la fiesta programada desde Washington. Por tercera vez en menos de cuatro años de la administración macrista, una megadevaluación del 25% provocada desde el gobierno desembocó en una tormenta de aumentos de precios, quiebre de la cadena de pagos y falta de mercaderías, tanto para la producción como para el consumo. La economía quedó paralizada entre la suba de tasas y la volatilidad del dólar.

Los análisis laudatorios de la prensa hegemónica trasnacional se transformaron en lúgubres despedidas tras la debacle electoral. La revista especializada Forbes, el Financial Times, la agencia Bloomberg, coincidieron en que los “inversores” saben que el tiempo de Macri está agotado y que hay un creciente riesgo de default (no pago de la deuda externa).

No es el primer fracaso de la derecha en la región. Una derecha que repite el dogma neoliberal como único argumento, gobernando para “los mercados” y no para sus pueblos. La enorme derrota no fue solo del gobierno de Macri, fue de sus mandantes y guionistas, en especial del Fondo Monetario Internacional y de su aún jefa Christine Lagarde.

Para no ir muy lejos, fracasó el gobierno de facto de Michel Temer en Brasil, está en crisis la restauración neoliberal de Lenín Moreno en Ecuador, hace aguas el modelo colombiano ahora liderado por el ultraderechista Iván Duque, el chileno (heredado de la dictadura militar) de Sebastián Piñera y también el del incalificable Jair Bolsonaro en Brasil.

La derecha, por más que se disfrace de moderna, no tiene otro modelo que el neoliberal, destinado a satisfacer los intereses de las empresas trasnacionales, voraces en su sed de recursos naturales; de especuladores financieros nacionales y foráneos, depredando el medio ambiente, privatizando empresas nacionales, comprometiendo la soberanía de sus respectivos países y la fragmentación y balcanización de la región, de acuerdo a los dictados de Washington.

Los gobiernos de restauración neoliberal significaron para sus países un enorme retroceso económico, político y sobre todo social. Pesada herencia que recibirán aquellos que los sucedan en el gobierno para poder administrar las riquezas en favor de las mayorías del pueblo, redistribuyendo socialmente la renta.

Las elecciones primarias argentinas dejan otra lección: el camino para derrotar estos gobiernos neoliberales, apoyados permanentemente por el terrorismo mediático y la manipulación de las llamadas redes digitales, es el de la unidad de las fuerzas antineoliberales, llevado la lucha contra las políticas que llevan inexorablemente a la recesión, el desempleo, la miseria. Y a un endeudamiento que hipoteca el futuro de las próximas generaciones

Cuando los hechos son contundentes no hay publicidad, ni fuertes y manipuladoras campañas por las llamadas redes sociales –donde el macrismo centró gran parte de su estrategia- ni discursos mediáticos que puedan modificar la visión de las mayorías sobre la realidad.

El error macrista de la manipulación del valor de las elecciones primarias (magnificaron su importancia), le valió la paradoja de convertirlas en el plebiscito que no era (y el pueblo abrumadoramente le dijo no al gobierno y al modelo), construyendo su propia trampa. Ahora se habla de transición, pero realmente las elecciones nacionales se realizarán recién a finales de octubre.

La manipulación y el blindaje mediático a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires (donde vota el 37% de padrón electoral) tampoco dio resultado. Se le había construido una imagen de Heidi, de hada buena, de imbatibilidad. Incluso, sabiendo de la caída de credibilidad de Macri, su publicidad invisibilizó la figura del presidente. Y perdió por el 52 por ciento de los votos, con un diferencial mayor que el conquistado por el presidente a nivel nacional.

Destrucción y ¿después?



Un panel de economistas en el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico, coincidió en que en un país como Argentina, donde el 75% de la producción se destina al mercado interno, fortaleciendo éste, la economía argentina puede crece rápida y sostenidamente, al desmontarse el modelo neoliberal.

Para eso, el nuevo gobierno debería llamar a un acuerdo de precios y valor del dólar a los grandes integrantes de las cadenas de valor en la Argentina, comenzando por los exportadores de alimentos (granos, harina, aceite, etc.) y de combustible.

Todas esas empresas tienen fuertes márgenes de ganancia y todas, facturan una parte en blanco y una parte en negro. En el mercado interno se demuestra porque el total de la recaudación del IVA es el 10% del PIB (y debería acercarse al 21%) y en el mercado externo se demuestra por la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones

El Banco Central debe regular (establecer las reglas de juego) y supervisar a las entidades financieras, para que la suba del dólar se controle y no arrastre a los certificado de depósitos a plazo fijo en pesos. Cuando la crisis cambiaria se convierte en crisis bancaria, ya no hay forma de detener el derrape económico.

Se debe convocara a los partidos políticos con representación parlamentaria, a los gobernadores y hasta intendentes (alcaldes) de ciudades importantes para que se comprometan en el control de precios y del abastecimiento.

Se debe priorizar una amplia difusión por todos los medios de los acuerdos de precios y abastecimiento con compromiso de aplicar la Ley 20.680, que, con todas sus modificaciones, en su esencia permite al gobierno exigir la publicación de precios de venta y disponibilidad de productos por parte de las empresas y faculta la capacidad de imponer sanciones a aquellos que discontinúen el abastecimiento o prestación de servicios o productos, o que no presenten la documentación requerida.

Argentina ya tiene experiencias en los últimos años. El nuevo gobierno para impulsar el mercado interno debe hacer esencialmente algo similar a lo que hizo el expresidente Néstor Kirchner no bien asumió el 25 de mayo de 2003:

a) Suspender el pago de la deuda externa realizar una amplia auditoria de la misma, para saber porqué se contrajo, a dónde se destinó, quienes compraron divisas en el mercado de cambio local, entre otras cosas;

1) Aumentar por decreto las jubilaciones y pensiones;
2) Exigir a las empresas que aumenten los salarios de los trabajadores en al menos dos puntos más que el índice inflacionario;
3) Congelar las tarifas de combustible, electricidad, agua, y gas;
4) Exigir a las entidades financieras que den un porcentaje de sus créditos a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y a las economías regionales.

Las PASO fueron un plebiscito, sin valor como tal. Las elecciones serán el 26 de octubre. Restan 40 días y difícilmente la derecha pueda recomponer el tejido social. Lo único que no se tiene en claro es cómo sobrevivirá el macrismo en el gobierno en tan largo plazo.

Ganadores y perdedores coinciden en que es necesario impedir un estallido social. La entrega del poder está pautada para el 10 de diciembre, siempre y cuando no se repita la huida en helicóptero que hiciera famoso al expresidente Fernando de la Rúa en 2001.

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

*Fuente: La época
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Qué se  PERDIÓ con el gobierno del kirchnerismo
  • "La grieta"

La polarización de la sociedad argentina es quizás uno de los efectos más notorios que dejan atrás los 12 años de gobierno kirchnerista.
Antes de la llegada al poder de Néstor Kirchner, discutir de política era una de las pasiones de los argentinos. Pero las fuertes diferencias que generaron los gobiernos K hicieron que el tema pasara a ser tabú en muchos encuentros sociales o familiares.
La mezcla de pasión y odio que inspiraron Kirchner y su esposa y sucesora fue comparado por muchos con la que en el pasado generaron Juan Domingo Perón y su esposa Evita.
Discurso de Cristina Fernández de Kirchner.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionFernández habló más de 140 veces por cadena nacional durante sus dos gobiernos. En muchos de sus discursos criticó a sus oponentes con tono combativo.
El ambiente de crispación se agudizó en 2007 con la llegada a la presidencia de Fernández, cuyo estilo fue mucho más confrontativo que el de su marido.
Un ejemplo de la falta de diálogo fue la reticencia de la jefa de Estado a dar entrevistas. Concedió apenas un puñado, y siempre a medios afines o del exterior.

Así, la sociedad se dividió entre quienes admiran con fanatismo a "Cristina" y quienes la odian, sentimientos que se ahondaron por el gran número de discursos de tono combativo que dio la presidenta por cadena nacional durante sus ocho años de gobierno.
Hoy en día, es inusual encontrarse con un argentino que mantenga una postura neutral o indiferente respecto a la mandataria y al kirchnerismo en general, una división que tomó el nombre popular de "la grieta".
  • Confianza económica

Los primeros años del kirchnerismo se desarrollaron en un contexto de fuerte crecimiento económico, favorecido por el precio récord de materias primas como la soja, el principal bien de exportación argentino.
Sin embargo, los años de bonanza no se aprovecharon para crear fondos anticíclicos, como ocurrió en otros países como Chile.
Además, se mantuvieron millonarios subsidios al transporte y la energía –implementados durante la época de emergencia económica tras la crisis de 2001– que terminaron generando un fuerte déficit fiscal.
La crisis financiera mundial de 2008, la caída del precio de los commodities y las dificultades de Argentina para endeudarse en el exterior debido a los efectos del default de 2001, complicaron el panorama económico local.
A pesar de los problemas, el gobierno aumentó el gasto público y respondió a la crisis fomentando el consumo interno y acelerando la expansión monetaria.
IndecDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionEl Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) perdió toda credibilidad durante el kirchnerismo y pasó a ser un emblema de quienes critican a los K.
Y, según muchos economistas, eso hizo crecer la inflación en 2014 a niveles cercanos al 40%, una de las cifras más altas del mundo.
Esos datos, sin embargo, no fueron los que reflejó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que tras ser intervenido por el gobierno en 2007 mostró cifras muy por debajo de las reales.
La falta de precisión de las estadísticas oficiales argentinas fue cuestionada por muchos, incluyendo el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en 2013 emitió una "declaración de censura" contra el país.
En 2011, ante la caída de las reservas internacionales del Banco Central, Fernández anunció, pocos días después de haber sido reelegida para un segundo mandato, una serie de restricciones a la compra de divisas.
La medida, conocida popularmente como el "cepo al dólar", se mantuvo hasta hoy, al igual que las restricciones a la importación que han afectado a muchos sectores.
En tanto, entidades que miden la pobreza, como la Universidad Católica Argentina (UCA), informaron que la alta inflación y la situación económica han llevado a la pobreza a casi el 29% de la población.
Aunque esa cifra es cuestionada por el gobierno, que considera que menos del 5% es pobre.
  • Corrupción

Los Kirchner y su entorno han tenido numerosas denuncias de corrupción.
Recortes de Néstor y Cristina Kirchner.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionLos Kirchner aumentaron su fortuna en más de un 1000% desde que llegaron al poder, principalmente a través de negocios inmobiliarios cuestionados por sus detractores.
Si bien las acusaciones por presunto enriquecimiento ilícito de la familia presidencial –que aumentó su patrimonio en más de un 1000% desde 2003 hasta 2015– fueron descartadas por la justicia, otras investigaciones aún avanzan hoy.
La que más afecta a la presidenta es la del llamado caso Hotesur, por el que Fernández y varios familiares están imputados.
Son sospechosos de haber ocultado una maniobra de blanqueo de divisas ilegales o una devolución de favores por la adjudicación de obras públicas a un aliado, Lázaro Báez.

Pero Fernández no es la única kirchnerista investigada por la justicia. Su segundo, Amado Boudou, está en una situación legal aún más complicada: es el primer vicepresidente en funciones en la historia argentina en estar procesado.
Boudou fue acusado en julio de 2014 de los delitos de cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública por el llamado caso Ciccone: la compra irregular de una imprenta de papel moneda cuando era ministro de Economía, antes de ser vicepresidente.
Este año la Cámara Federal de Buenos Aires confirmó su procesamiento, por lo que deberá enfrentar un juicio.
Boudou también está procesado por presunta falsificación de documentos y está imputado en dos causas judiciales más.
Personas vestidas como prisioneros con máscaras de Néstor y Cristina Kirchner.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionDos exministros kirchneristas fueron condenados por corrupción y varios más enfrentan procesos penales.
El ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, también es investigado junto con su esposa por presunto enriquecimiento ilícito.
En tanto, varios exfuncionarios kirchneristas enfrentan juicios o ya fueron condenados.
El exsecretario de Transporte Ricardo Jaime (2003-2009), que ya recibió una sentencia de un año y medio por recibir dádivas, es juzgado junto con su sucesor en el cargo, Juan Pablo Schiavi (2009-2012), por la muerte de 51 personas en el choque de tren de Once, en 2012.
La exsecretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable Romina Picolotti (2006-2008) fue enviada a juicio oral por administración fraudulenta y el exsecretario de Comercio Interior Guillermo Moreno está procesado por presunto abuso de autoridad.
En 2012, la exministra de Economía de Néstor Kirchner, Felisa Miceli, se convirtió en la primera exfuncionaria kirchnerista en ser condenada cuando recibió una pena de cuatro años de prisión por el hallazgo de dinero no declarado en el baño de su oficina.
Según el gobierno, las causas en su contra forman parte de una campaña de la oposición, medios críticos y un sector de la Justicia que busca perjudicarlo.
En cambio los detractores del kirchnerismo sostienen que fue el gobierno más corrupto en la historia del país.
  • Desgaste institucional

Palacio de Justicia en Buenos AiresDerechos de autor de la imagenAP
Image captionHubo fuertes enfrentamientos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial durante el kirchnerismo.
Los choques del Poder Ejecutivo con sectores del Poder Judicialfueron una de las causantes del desgaste institucional que vivió Argentina durante la era K, otro de los legados que dejan los 12 años de gobierno que concluyen.
Algunos de los choques más fuertes entre el gobierno y la Justicia se dieron como consecuencia de la aprobación de una nueva Ley de Medios, en 2009, y la denuncia y posterior muerte del fiscal Alberto Nisman, en 2015.

Diversos jueces paralizaron la aplicación de la Ley de Medios por muchos años, lo que generó duros cuestionamientos del gobierno, que impulsó la norma, hasta que la Corte Suprema de Justicia la declaró válida en 2013.
Pero las acusaciones cruzadas empeoraron tras la muerte de Nisman, quien fue hallado con una bala en la cabeza en enero pasado, días después de acusar a Fernández de haber encubierto a los presuntos responsables iraníes del atentado de la AMIA, en 1994.
La enorme manifestación a favor del esclarecimiento de la muerte del fiscal, y en contra del gobierno, llevó a Fernández a acusar a la Justicia de hacer política a través de lo que llamó el "Partido Judicial".

Marcha contra el gobierno en honor al fiscal Nisman.Derechos de autor de la imagenREUTERS
Image captionSegún la presidenta, la denuncia de Nisman fue falsa y formó parte de un complot para perjudicar a su gobierno.
Meses después, el kirchnerismo también tuvo un fuerte enfrentamiento con la Corte Suprema, al que acusó de no querer resolver el atentado contra la embajada de Israel de 1992. Y buscó la remoción del magistrado supremo más longevo, Carlos Fayt.

También el Poder Legislativo sufrió un desgaste durante los años de kirchnerismo.
La amplia mayoría oficialista en el Congreso hizo que muchas de las leyes promovidas por el gobierno fueran aprobadas casi sin debate, llevando a algunos opositores a afirmar que el Parlamento se convirtió en una "escribanía".
Pero no solo los tres poderes del Estado perdieron legitimidad durante los últimos 12 años.
El índice sobre la confianza en las instituciones (Trustbarometer) publicado cada año por la consultora internacional Edelman muestra que los medios y las empresas también perdieron credibilidad en los últimos años.
  • El campo en crisis

Algo que distinguió históricamente a Argentina fue su ganadería y su rica producción agraria.
Pero las políticas intervencionistas de los gobiernos kirchneristas modificaron enormemente el panorama.
Las restricciones a la exportación de carne, aplicadas por el gobierno con la intención de reducir el precio interno, tuvieron el efecto contrario, llevando el famoso "bife" argentino a precios récord y recortando el consumo local.
Pero el efecto más notorio fue que Argentina perdió su lugar como uno de los líderes regionales en la exportación de carne, siendo superado por países más pequeños como Uruguay y Paraguay.
Campo de sojaDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionCon impuestos a la exportación de soja del 35% el kirchnerismo pudo financiarse en gran medida gracias a la venta de este cultivo, al que Fernández una vez llamó "casi un yuyo".
Entre 2003 y 2014 se perdieron 3,4 millones de cabezas de ganado, según muestran las cifras de las organizaciones rurales.
La contracara de ese fenómeno fue la explosión de la soja, a la que muchos agricultores se volcaron debido a sus altos precios de exportación.
Ese cultivo pasó de una producción de 31,5 millones en 2003/4 a una cosecha récord de 61,4 millones en 2014/15.
La oleaginosa se convirtió en un monocultivo en muchas partes del país, reemplazando a otros granos como el centeno, que disminuyó un 48%, el girasol, que se redujo un 34%, y el trigo, que cayó un 30% en ese período.
Esta última caída, agravada por restricciones a la exportación, tuvo como consecuencia un enorme encarecimiento de los productos hechos a base de harina de trigo, como las pastas, la pizza y las "facturas" (bollos o bizcochos dulces), tres clásicos de la dieta argentina.

Los ambientalistas también advirtieron sobre los efectos nocivos para el suelo de la concentración de soja y la falta de rotación de cultivos.

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