Una tregua en la extensa guerra de Arabia Saudí contra Yemen, declarada en abril de este año y luego extendida en junio, parecía ser un bálsamo sobre todo para quienes más la sufren, y representaba buenos augurios para la ONU y organizaciones de ayuda humanitaria, en particular.
La pregunta que quedaba en el aire era: ¿Realmente la tregua y su extensión podría ser sustantiva y encaminar al fin de la ofensiva saudí en coalición?
Parece que el tiempo ha dado la respuesta. "El pueblo yemení no se benefició de esta tregua", expresó el premier del gobierno de salvación nacional de la nación árabe. Incluso, las autoridades del país dicen que este tiempo no fue más que una estrategia para los agresores, para recargar una nueva escalada de agresión, y además denuncian que la ha violado numerosas veces. No ha sido secreto que el equilibrio de fuerzas en el campo de batalla ha cambiado, y ya el reino de los Al Saud no es el mismo que inició el conflicto en 2015, aun cuando sigue recibiendo soporte militar de potencias occidentales.
Ahora tras la reciente visita del presidente de EE.UU. a Arabia Saudí, y su propuesta de instar y mostrarse como mediador para un "proceso diplomático" que resuelva la guerra, no es visto con confianza por la parte yemení, y menos después de las evidencias de Washington para lograr que Tel Aviv y Riad sostengan buenas alianzas.
Nexo Latino
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