Se estima que en Chile unas 72 000 familias viven en terrenos ocupados.
La satisfacción del derecho a la vivienda lo tienen el mercado inmobiliario y los bancos, dejando a millones de personas sin un techo, en pleno invierno.
Las viviendas que levantaron con sus propias manos hoy son cenizas. Hace 5 años, 180 familias ocuparon un terreno, cansadas de eternas postulaciones para una vivienda social.
El terreno ocupado pertenece a una familia terrateniente. Los pobladores intentaron comprar la tierra: la dueña se negó. Tuvieron más de 50 reuniones con el Ministerio de Vivienda: no hubo solución.
La reciente ley Anti-tomas da mayores atribuciones a las policías para desalojar terrenos ocupados, dejando a los pobladores en la calle.
Antes de mediodía ya no quedaban viviendas, ni la escuela comunitaria, ni el comedor colectivo. Niños, adultos mayores y mascotas quedaron heridos.
La falta de política habitacional y la entrega de la construcción al sector privado han generado un déficit de viviendas que aumenta cada año. Hoy las familias desalojadas sufren con el frío y la lluvia, sin apoyo estatal.
Terrenos como este, en el que se podrían construir viviendas, hoy son destinados para el lucro de unas pocas familias. Mientras, los sueños de miles de personas quedan reducidos a escombros.
Beatriz Michell, Santiago de Chile.
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