La
actual ofensiva yihadista en Irak no es una mera consecuencia de la
guerra en Siria. Esa es la opinión del geógrafo italiano Manlio Dinucci.
Situándola en el justo contexto de todo sucedido en Irak desde los años
1990 hasta la fecha, Manlio Dinucci señala que esa operación yihadista
no es otra cosa que la tercera guerra que Estados Unidos desata
contra Irak y subraya que, en realidad, es la guerra en Siria la que
debemos clasificar como una extensión de la guerra en Irak.
Los primeros aviones de combate estadounidenses que
atacaron objetivos en la zona bajo control del Emirato Islámico, el 8 de
agosto de 2014, despegaron desde el portaaviones USS George H. W. Bush,
así bautizado en honor al presidente republicano que, en 1991, desató
la primera guerra estadounidense contra Irak. Su hijo, George W. Bush,
retomó esa guerra, en 2003, cuando atacó y ocupó Irak acusando a Sadam
Husein –e invocando «pruebas» que finalmente resultaron ser
falsas– de poseer armas de destrucción masiva y de apoyar a al-Qaeda.
Después de utilizar en la guerra interior en Irak más de un millón de
soldados y varios cientos de miles de militares aliados y mercenarios,
Estados Unidos finalmente se retiró de ese país básicamente derrotado y
sin haber logrado concretar su objetivo, que era lograr el pleno control
de ese Irak, que reviste una enorme importancia debido a su posición
geoestratégica en el Medio Oriente y a sus grandes reservas de petróleo.
No es casualidad que el EIIL haya conformado el grueso de sus fuerzas precisamente en Siria, país al que muchos de los jefes y militantes del EIIL llegaron después de haber sido miembros de las organizaciones islamistas libias, que a su vez –inicialmente clasificadas como terroristas– fueron entrenadas, financiadas y armadas por los servicios secretos estadounidenses para derrocar a Muammar el-Kadhafi. Después de unirse a otros yihadistas –en su mayoría no sirios provenientes de Afganistán, Bosnia y Chechenia, entre otros países– esos elementos recibieron armamento a través de una red organizada por la CIA y fueron infiltrados en Siria a través de Turquía para derrocar al presidente Bachar al-Assad.
Desde allí inició el EIIL su ofensiva en Irak, atacando principalmente las poblaciones cristianas. Y así ha proporcionado a Washington, que hasta ahora se había mantenido oficialmente como espectador y limitándose a expresar cuando más su «fuerte preocupación», la posibilidad de iniciar la tercera guerra de Irak –aunque Obama, por supuesto, no la define como tal.
Como el propio Obama declaró en mayo pasado, Estados Unidos utiliza la fuerza militar en dos tipos de situación: cuando los ciudadanos o los intereses estadounidenses se ven amenazados y cuando se produce una «crisis humanitaria» de proporciones tales que resulta imposible no tratar de hacer algo.
O sea, después de haber provocado –a lo largo de más de 20 años, mediante la guerra y el embargo– la muerte de millones de civiles iraquíes, Estados Unidos se presenta ahora ante el mundo como el salvador del pueblo iraquí.
Se trata –según acaba de declarar Barack Obama– de «un proyecto a largo plazo». Para la nueva intervención aérea en Irak, el CentCom [estadounidense] (cuya «área de responsabilidad» es el Medio Oriente) ya dispone de 100 aviones y 8 navíos de guerra. Pero puede disponer de muchas más fuerzas, fundamentalmente de los 10 000 soldados estadounidenses estacionados en Kuwait y de 2 000 marines que ya se hallan a bordo de sus respectivas unidades navales.
Estados Unidos reactiva así su estrategia tendiente a apoderarse del control de Irak y también a impedir que China, que había establecido sólidos vínculos con el gobierno del primer ministro iraquí Nuri al-Maliki, profundice su presencia económica en ese país. En ese sentido, Washington tiene el mayor interés en que se concrete una partición de facto del país en 3 Estados –uno kurdo, uno sunnita y otro chiita– que serían más fáciles de controlar.
Caminando sobre esas huellas, la ministra italiana de Relaciones Exteriores Federica Mogherini promete un «respaldo, incluso militar, al gobierno kurdo» pero no al gobierno central de Irak.
Fuente
Il Manifesto (Italia)
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Marie-Ange Patrizio
Manlio Dinucci
Geógrafo y politólogo. Últimas obras publicadas: Geocommunity Ed. Zanichelli 2013 ; Geografia del ventunesimo secolo, Zanichelli 2010 ; Escalation. Anatomia della guerra infinita, Ed. DeriveApprodi 2005.
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