El 'lobby' islamista y el nuevo poder económico de Egipto

SURGE UN NUEVO GRUPO DE PRESIÓN VINCULADO A LOS HERMANOS MUSULMANES

Miembros del 'lobby' Egyptian Develpment Business Association.

Ismael Monzón (El Cairo) 01/04/2012   (06:00h)

Las clases más bajas pueden dar fe de que existía. Las redes caritativas de los Hermanos Musulmanes se han dedicado durante décadas a asistir a la población sin acceso a comida, sanidad o educación. El dinero se movía en la sombra, ningún empresario vinculado al movimiento islamista hacía públicas sus inversiones. El poder económico se dirigía a crear un Estado paralelo. Ahora que los islamistas se han hecho con el control de las nuevas instituciones, han dado el salto de una economía sumergida a las grandes finanzas.
Desde hace unos días, un nuevo lobby agrupa a las principales inversiones de Egipto vinculadas a los Hermanos Musulmanes. La organización celebraba por todo lo alto su puesta de largo, con una cena a la que asistía una pléyade de hombres de negocios egipcios, turcos, saudíes y kuwaitíes. Los analistas debaten si el país se dirige hacia el modelo democrático de Turquía o al teológico de las monarquías del Golfo, pero ninguno de estos países quiere perder posiciones en el nuevo Egipto. Importantes multinacionales estadounidenses como las consultoras Price Watherhouse Coopers o Hill International también apoyaban al grupo promocionando el acto.
El embajador español en Egipto, Fidel Sendagorta, ya ha mantenido reuniones con el lobby de forma oficial. “He tenido una cita muy útil con los representantes de este comité”, aseguraba el embajador en un discurso publicado por la propia organización. “Estamos interesados en conocer cómo van a promover el desarrollo en Egipto y de qué forma van a continuar con las relaciones económicas entre Egipto y España”, añadía.
El Estado proseguirá conversando en las próximas semanas con la patronal islamista, según las palabras del embajador. “Vamos a trabajar de forma sistemática en ambos sentidos, con empresarios españoles y egipcios”, declaraba Sendagorta.
Los objetivos del grupo son “abrir canales de comunicación entre empresarios, inversores y el Gobierno o trazar alianzas entre Egipto y otros países”, según la declaración oficial. El presidente de la Comisión de Presupuestos del Parlamento egipcio, miembro del brazo político de los Hermanos Musulmanes y del nuevo lobby, Saad al Husseini, aseguraba que contribuirán a “crear una legislación apropiada para los negocios y ayudar a resolver las disputas entre los inversores y el Gobierno”. El partido con mayoría en la Cámara Baja no ha propuesto ninguna ley que prohíba las incompatibilidades políticas y económicas.
Una nueva economía
El lobby ha sido bautizado como Egyptian Develpment BusinessAssociation (EBDA), cuyas siglas traducidas al árabe significan “comienzo”. “Es tiempo de ponernos al frente, la corrupción ahora se ha terminado”, declaraba su presidente, Hassan Malek. Su política es aceptar sólo pequeñas y medianas empresas que apoyen a compañías más pequeñas y han rechazado a grandes grupos vinculados al régimen del depuesto Hosni Mubarak. Entre sus 250 socios se encuentran, sin embargo, firmas del sector farmacéutico, audiovisual o alimenticio.
Precisamente Malek era un importante empresario de la industria agroalimenticia hasta que él y su socio Khairat al Shater, el empresario y número dos de los Hermanos recién nominado por la organización para aspirar a la presidencia, fueron arrestados por financiar al entonces clandestino movimiento islamista. La legalización de los partidos tras la caída del régimen ha colocado a estas figuras al frente del panorama político y en el primer plano del mundo de los negocios.
El Gobierno interino designado a dedo por la Junta Militar se ocupa todavía del manejo del dinero, pero en la práctica los Hermanos Musulmanes comparten ya el papel de Estado. Hace unas semanas, la cofradía dio su visto bueno al préstamo de 2.500 millones de euros que negocia Egipto con el FMI. Y en fechas recientes varios de sus líderes han cuestionado la necesidad de la ayuda estadounidense, que otorga cada año a Egipto unos 1.100 millones de euros, la mayor parte destinada al Ejército.
Lucha por el poder
El músculo económico de los islamistas todavía está lejos del gran imperio económico que manejan las Fuerzas Armadas en Egipto. Su cuantía entraña tantos misterios como la civilización faraónica, pero algunas estimaciones calculan que sus inversiones en la construcción, la industria automovilística o el sector alimenticio podrían suponer entre un 15 y un 30% del PIB de la nación. El Ejército se cuida mucho de que los partidos políticos no alteren ahora unas cuentas que han permanecido opacas durante 60 años de gobiernos militares.
Los militares presentaron hace meses una serie de prerrogativas supraconstitucionales que les otorgaban un control absoluto de sus finanzas, lo que provocó el enfrentamiento más grave con los Hermanos Musulmanes durante la transición. Ahora la designación de un comité constitucional formado mayoritariamente por islamistas ha dinamitado de nuevo la calma.
Las críticas de la Junta hacia los islamistas por imponer su mayoría parlamentaria en la redacción de la nueva Carta Magna ha abierto un enfrentamiento con los Hermanos Musulmanes, que finalmente han designado a uno de los suyos como candidato a las próximas elecciones presidenciales, en contra de lo que inicialmente habían prometido. La brecha abierta entre ambos ha impedido que presentaran un candidato de consenso, como se venía especulando desde hace semanas.
El nuevo lobby islamista no es más que una muestra más de la dualidad de fuerzas que coexisten actualmente en Egipto. El viejo poder enraizado y la nueva autoridad surgida de las urnas luchan por ocupar los mecanismos clave del mutilado poder absoluto.
fuente:Aquí