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jueves, 28 de mayo de 2015

“Monsanto no tiene más ciencia, valores o conocimientos que la guerra”: Vandana Shiva


El sistema que permite a Monsanto imponer su ley está basado en colusión entre  la industria agroquímica y el Estado.Por: Adazahira Chávez

    El sistema que permite a Monsanto imponer su ley está basado en
colusión entre la industria agroquímica y el Estado. | Foto: Reuters
26 mayo 2015

La activista Vandana Shiva puntualiza que los transgénicos, además de
destruir la biodiversidad, no están destinados a la alimentación sino a
usos industriales –como el biocombustible- y a ser forraje para
animales.



Lo repite una y otra vez: en un sistema en el que los gobiernos se
corrompen para ayudar a las corporaciones de transgénicos a imponerse,
la mejor arma es la no cooperación, la “fuerza de la verdad”.
Vandana
Shiva, física, filósofa y una de las más conocidas defensoras de las
semillas nativas, apuesta por la conservación de las formas
tradicionales de siembra pero también por la lucha legal para detener a
Monsanto, empresa a la que ubica como la más corrupta y la mayor enemiga
 de la ciencia.

Semillas nativas, salud y abundancia   

Las semillas tradicionales son “la fuente de ganancias más importante
para la industria a través del sistema de patentes”, afirma Vandana
Shiva, lo que es posible sólo a través de los transgénicos. Lo contrasta
 con el “inteligente” diseño natural: de la cosecha de alimentos se
guardan semillas, que a su vez aseguran que habrá comida en el futuro.
Las semillas modificadas genéticamente, por el contrario, deben
comprarse cada temporada, lo que lleva a deudas y suicidios de
campesinos, relata.

De las semillas nativas también hay que apreciar que están adaptadas no
sólo a cada clima, sino a cada comunidad ecológica, y pueden crecer
juntas como en la milpa. Los cultivos industriales, al competir entre
ellos, significan que en la siembra “pierdes tu fuente de proteína,
hierro o de vitaminas”; a partir de ello vienen las deficiencias en la
alimentación, que la industria pretender suplir con plantas
genéticamente modificadas “y entonces llega el plátano con hierro para
‘solucionarlo’. Es un ciclo de beneficios, que para la tierra es un
círculo de envenenamiento; para la gente, de muerte y desnutrición”,
afirma la científica.



Las semillas nativas, al contrario que las transgénicas, significan
abundancia, sistemas de cultivo respetuosos con la tierra, salud y
ahorro, contrasta Shiva.


El sistema que permite a Monsanto imponer su ley está basado en colusión
 entre  la industria agroquímica y el Estado, “que abandona su
compromiso con la democracia y las Constituciones”.

Los primeros responsables de la destrucción de la tierra y el genocidio
que significa el suicidio de campesinos (agobiados por las deudas
traídas por estar obligados  a comprar transgénicos), son los
agroquímicos  y la industria de la guerra. “Los fertilizantes químicos
se producen en las mismas fábricas que los explosivos”.

La industria transgénica tiene como principales aliados a los gobiernos
corruptos (“en Estados Unidos se llama lobbying”, apunta Shiva con una
sonrisa). Monsanto no puede  fingir que produce vida y patentar ‘su’
semilla sin el apoyo de las autoridades estadunidenses, que deciden no
sólo permitirlo sino convertirlo en ley internacional a través de la
Organización Mundial de Comercio (OMC), ejemplifica.

Avances judiciales contra Monsanto   

La científica afirma que hoy día, de lo que se hace ganancias es de la
vida, lo que sólo puede ser detenido si la gente conserva su capacidad
de reproducción de la misma y de producción de comida.

La activista se refiere que Monsanto necesita de científicos para
validar de manera legal sus “mentiras” (que produce más cantidad de
comida y acaba con las malas hierbas y plagas), por lo que es necesario
que los activistas se impliquen de forma creativa en batallas legales.
“En muchas partes, el avance de los transgénicos se ha logrado detener
cuando los parlamentos trabajan de forma ajena al gobierno y a través de
 las Cortes; ya que todo esto se trata de patentar, de adueñarse de la
vida y de decir que los conocimientos indígenas son su invento –todo
esto se llama biopiratería- hay que dar la batalla legal”.

“Todo instrumento y toda institución debe ser puesto al servicio de los
derechos de la gente”, remata.

Sin embargo, la mejor respuesta a los transgénicos es rescatar las
semillas y las formas tradicionales de cultivo y elaboración de
alimentos, así como construir movimientos en torno a ello, valora.
“Puedes estar diciendo No a Monsanto mientras ellos destruyen todo. ¿Y
qué habrá para salvar? Cada semilla salvada nos da más poder, confianza y
 conocimiento contra los transgénicos”, señala.

Viniendo de la India, Vandana Shiva resalta la influencia que en ella
tiene Gandhi y la no cooperación o “fuerza de la verdad”, que es
básicamente no acatar las leyes injustas, que violan los derechos
humanos fundamentales de justicia, igualdad y paz. Por eso, su
movimiento está basado en la libertad de las semillas y la no
cooperación como dos manos de un mismo cuerpo. “En 2004, trataron de
hacer ilegal plantar semillas propias; hicimos grandes acciones de
desobediencia civil y logramos detener esa ley”, ejemplifica. Para
Shiva, la no cooperación con leyes injustas significa al mismo tiempo,
solidaridad con las comunidades y reconstrucción del valor para luchar
contra los transgénicos.


Artículo tomado de Desinformémonos:
http://www.telesurtv.net/opinion/Monsanto-no-tiene-mas-ciencia-valores-o-conocimientos-que-la-guerra-Vandana-Shiva-20150526-0044.html

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