Resumen de Medio Oriente, 7 de abril de 2024.
Milad Walid Daqqah es producto de la lucha, la firmeza y la esperanza en el futuro.
Abu Milad, que hoy ascendió al martirio a los 62 años, pasó la mayor parte de su vida en las prisiones coloniales, desde que tenía 24 años, por presuntamente secuestrar y matar al soldado de las FOI Moshe Tammam en 1986.
Sanaa lo entrevistó en la cárcel y se enamoraron, casándose en 1999 dentro de la misma prisión. Después de años de intentarlo, Sanaa dio a luz a la hermosa Milad, una de las docenas de niños nacidos de esperma de contrabando.
Walid fue castigado y enviado a régimen de aislamiento por crear vida fuera de los muros de la prisión.
Le escribió a su hija:
“Quién tomará el resto de mi vida y me concederá un momento de abrazo con tus bracitos. Quien, pequeña mía, que con tus manitas rozaron mi corazón, estabilizando el pulso, curando el cuerpo y décadas de dolor. desaparecerá, quien, la alegría de mi corazón, se posará en el pecho de su padre, para que pueda acariciar sus suaves cabellos…
Para mi amada Milad. Feliz cumpleaños y que tengas miles de momentos de alegría.
Tu padre, Walid Daqqah.”
De hecho, Walid nombró a Milad, que significa “nacimiento”, casi 10 años antes de que ella naciera milagrosamente. En su carta de 2011 a Milad, escribió:
“Querida Milad,
He cumplido ya 50 años y mis años se han dividido a medio camino entre la prisión y la vida, porque la prisión es un fuego que se alimenta de los fragmentos de mi memoria. Y mi memoria, oh alegría de mi corazón, se ha vuelto quebradiza y sus raíces se han secado. En cuanto a ti, eres el contrabando más hermoso de mi memoria. Eres mi mensaje para el futuro.”
Walid no vio su libertad y Milad no vio a Walid. Pero Walid y Sanaa dejaron atrás una historia perdurable, un testimonio viviente para continuar su historia y su camino.
“Admito que soy un ser humano que todavía se aferra a su amor, aferrándome con fuerza, por difícil que sea, con todas mis fuerzas. Permaneceré firme en este amor. Continuaré amándote, porque el amor es mi única humilde victoria. sobre mi carcelero.”
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