Jueves, 14 de Junio de 2012 16:19
Una activa campaña de protestas llevada a cabo en Brasil por los
representantes de la tribu guaraní y la ONG Survival International,
llevó a que la empresa Raizen del gigante petrolero Shell renunciara a
la producción de biocombustible a partir de la caña de azúcar.
La empresa Raizen, filial de la
petrolera Shell en Brasil, descartó continuar con la producción de
biocombustible a partir de la caña de azúcar en tierras indígenas del
país suramericano, tras acciones de nativos guaraníes y la Organización
no Gubernamental (ONG) Survival Internacional en defensa de los
territorios.
Directivos de Shell se comprometieron
con la Fundación Nacional del Indio (Funai) a dejar de comprar caña de
azúcar para biocombustibles en territorios indígenas y acordaron
consultar a los representantes de los nativos antes de intervenir en
áreas que puedan ser declaradas como indígenas.
El director de Survival Internacional,
Stephen Corry, manifestó que la decisión de Shell “es una excelente
noticia para los guaraníes que están abandonados a riesgo de muerte en
las carreteras”. Agregó que otras compañías deberían seguir su ejemplo
(de Shell en Brasil) y dejar de financiar el robo de las tierras”.
Destacó que los indígenas y la ONG
recibieron con satisfacción el acuerdo. Sin embargo, acotó que la
supervivencia de los nativos sigue amenazada por la tala ilegal y la
agricultura.
Shell, socia del gigante brasileño del
azúcar-etanol Cosan desde 2010, reconoció que el pueblo guaraní se
enfrenta a varios problemas por culpa de la empresa, razón por la que se
comprometió a emprender un programa de inversión social centrada en la
población indígena.
La petrolera internacional se asoció con
Cosan, para crear Raizen, empresa que se dedica a la elaboración de
etanol. Parte de la producción proviene de la caña de azúcar cultivada
en la tierra ancestral de los guaraníes.
Los indígenas guaraníes denunciaron que
desde la inauguración de la fábrica, la salud de los niños, adultos y
animales se deterioró considerablemente, a causa de los productos
químicos utilizados en las plantaciones.
“Ya no podemos encontrar muchas de las
medicinas que solían crecer en la selva (....) Las plantas han muerto a
causa del veneno”, afirmaron líderes indígenas.
Por su parte, la Fiscalía brasileña
solicitó anteriormente a Shell 500 millones de dólares para indemnizar a
más de un millar de trabajadores que resultaron afectados por la
contaminación, enfrentándose a graves problemas de salud, en una planta
de agroquímicos ubicada en la ciudad de Paulinia, en el estado de Sao
Paulo (sureste).
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