Francia anunció este martes que enviará entre 800 y
1.000 soldados más a la República Centroafricana, que se sumarán a los
400 que ya tiene desplegados en el país, para frenar el dominio de un
grupo insurgente llamado ‘Séléka’.

Así lo ha confirmado el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, en una entrevista con el canal público France Culture.
“Vamos a reforzar nuestra presencia. Para eso estamos esperando una
resolución de las Naciones Unidas que llegará la semana próxima”, ha
declarado Fabius, según recoge la agencia Reuters.
El ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, ha anunciado a su vez el despliegue pero ha hablado de “un millar” de soldados.
“Francia reforzará esta misión africana, del orden de un millar de soldados”, ha declarado a Europe 1.
El lunes, el gobierno centroafricano ya había anunciado la llegada de
nuevos militares tras un encuentro en París de su primer ministro,
Nicolas Tiangaye, con Fabius.
El embajador francés ante la ONU, Gerard Araud, justificó este lunes
el despliegue de tropas bajo el pretexto de ”restablecer el orden en la
República Centroafricana”.
Revuelta insurgente
El 24 de marzo pasado, los insurgentes de la coalición Séléka se
hicieron con el control de la capital del país, Bangui, y tomaron el
Palacio Presidencial, forzando la salida del mandatario François Bozizé,
quien llegó al poder en 2003 a través de un golpe de Estado cocinado en
suelo francés bajo condición de “asilado político”.
El país, rico en minerales pero cuya población se encuentra en la
miseria, ha estado plagado de revueltas militares y otros levantamientos
desde su independencia de Francia en 1960.
La escalada militar en la República Centroafricana estalló el pasado
mes de diciembre cuando las fuerzas de Séléka -que en idioma sango
significa “coalición”- se hicieron con las principales ciudades del sur y
el este del país.
Séléka pedía la dimisión de Bozizé por considerarlo ilegítimo y por
no haber respetado los acuerdos de paz firmados en 2007, que
contemplaban la liberación de presos políticos.
Michel Djotodia, líder del grupo insurgente educado en la Unión Soviética, tomó desde entonces las riendas del país.
Ante este suceso, el presidente François Hollande pidió al Ministerio
de Defensa que tomara “todas las medidas necesarias” para proteger los
intereses de empresas e instituciones galas en suelo centroafricano,
hecho que explicaría el creciente despliegue militar francés en el país
africano.
Una historia de saqueo colonialista
La historia de la República Centroafricana discurre por la misma
senda que la de la mayoría de los países del África Subsahariana desde
que los primeros europeos pusieron sus pies allí. Una historia de
esclavitud, de colonialismo, endeudamiento forzado, expoliación de
recursos y sumisión.
A finales del siglo XIX los países europeos se repartieron los
territorios del África Subsahariana en busca de materias primas para
financiar el crecimiento económico que hoy permite nuestro bienestar. La
República Centroafricana fue ocupada por Francia, que durante casi un
siglo estuvo extrayendo caucho, marfil, diamantes y explotando enormes
plantaciones de café y algodón. En todo ese periodo los pueblos
centroafricanos fueron obligados a realizar trabajos forzados en las
minas y en las plantaciones, mientras que cualquier intento de revuelta
era aplastado con una fuerte represión que generalmente acaba en
matanzas.
En 1960 el país obtuvo la independencia pero poco cambió para la
población. Francia, al igual que el resto de países colonizadores se
negaban a perder el control sobre los recursos naturales y comenzaron a
financiar golpes de estado para llevar al poder a dictadores fieles a
los intereses franceses. Cada vez que un gobernante dejaba de atender
las demandas francesas para mirar más por su pueblo, automáticamente
sufría un accidente o surgía un golpe de estado que lo hacía desaparecer
del mapa. Todavía hoy la presencia militar francesa está patente cuando
uno pasea por las calles de la capital Bangui.
Fue también la época del endeudamiento africano. En un periodo de
excesiva liquidez de los bancos europeos y americanos, como consecuencia
de los petrodólares que llegaban de los países árabes, estos vieron en
los países recién independizados una gran oportunidad de inversión y
comenzaron a conceder préstamos indiscriminadamente con la excusa de
promover su desarrollo. Pero en la mayoría de los casos el dinero se
prestó deliberadamente a estos dictadores, quienes lejos de promover el
desarrollo de sus pueblos, lo utilizaron para comprar ejércitos y
aplastar cualquier tipo de insurgencia y también para su enriquecimiento
personal, siempre con el conocimiento y consentimiento de sus
acreedores.
Hoy, la deuda externa africana, a pesar de ser ilegítima por no haber
sido adquirida por gobiernos democráticos y no haberse utilizado en
beneficio de la población, es uno de los principales mecanismos de
dominación del Norte sobre África y una de las principales losas que
impiden su desarrollo. Los pueblos africanos siguen pagando cada año los
intereses de esta deuda con sus recursos naturales, su trabajo y sus
vidas. Un servicio a la deuda que en muchos países es superior a la
inversión en sanidad o educación y que es cinco veces superior a la
ayuda oficial al desarrollo que reciben de la comunidad internacional.
En las últimas décadas la explotación colonial de los estados ha dado
paso a la explotación comercial de las multinacionales que, bajo la
bandera del libre comercio, han ido extendiendo poco a poco sus
tentáculos sobre estos países, y continúan extrayendo recursos naturales
y energéticos para el Norte.
Estas empresas, respaldadas por los gobiernos del Norte, no sólo se
apropian de los recursos africanos, sino que explotan su mano de obra y
también utilizan estos países como vertederos de los residuos
industriales que se generan en el Norte, violando en muchas ocasiones
los derechos humanos, laborales y ambientales de sus pueblos, y
generando una deuda ecológica con los ellos mucho mayor que su propia
deuda externa.
El poder de estas transnacionales es tal, que en muchos casos su
capital es mayor que el de los países en los que operan, por lo que
difícilmente pueden oponerse a sus intereses. Actualmente, las minas de
oro, diamantes, uranio y cobalto de la República Centroafricana están
controladas por empresas francesas y estadounidenses.
Un caso paradigmático es el de las minas de uranio en Bakouma. Estas
minas están explotadas por la empresa sudafricana Uramin que es una
filial de la empresa francesa Areva y que tiene la concesión de la
explotación de las minas por medio de un acuerdo en el que, sin ningún
rubor, la empresa se queda con el 90 por ciento de los beneficios de la
explotación, al tiempo que provocará graves daños ambientales en la
selva por tratarse de una mina a cielo abierto.
LibreRed
Expresidente de Sudáfrica: "El Reino Unido nos propuso invadir Zimbabue juntos" 27 nov 2013 | 18:45 GMT

El Gobierno del Reino Unido durante el mandato de Tony Blair pidió a Sudáfrica que le ayudara a invadir Zimbabue para destituir por la fuerza a Robert Mugabe. Así lo ha declarado en una entrevista el expresidente sudafricano Thabo Mbeki.
Cuando en 2000 Zimbabue se vio inmerso en el colapso económico y la represión política, Pretoria y Londres adoptaron posturas diametralmente opuestas respecto a la crisis que sufría la antigua colonia británica. Mbeki era partidario de alcanzar una solución mediante negociaciones, tal como dijo él mismo al canal de televisión Al Jazeera, ya que consideraba que Mugabe era "parte de la solución al problema". Mientras tanto, Blair lo único que quería era que Mugabe abandonara el poder por las buenas o por las malas.
Thabo Mbeki recordó una revelación del antiguo jefe del Estado Mayor de la Defensa británico, el mariscal de campo Charles Guthrie. En 2007 admitió que durante un tiempo prácticamente lo acosaron para que accediera a derrocar a Robert Mugabe mediante una operación de las tropas británicas, aunque no especificó si la tarea había sido planteada por el propio primer ministro.
Según Mbeki, la iniciativa era de Blair, y Sudáfrica fue sometida a presión para que aceptara cooperar en un complot para cambiar el régimen en el país vecino. Incluso por la fuerza militar. Pero él rechazó la propuesta.
"El Reino Unido no tiene derecho a decidir quién debe gobernar en los países africanos", argumentó el entonces mandatario de Sudáfrica. "'Usted viene de Londres, no le gusta Robert Mugabe por el motivo que sea y, como en Londres Mugabe no gusta, ¿lo quitamos y ponemos a otro en su lugar?' –polemizó– ¿Por qué los británicos asumen la responsabilidad de decidir quién gobierna al pueblo de Zimbabue? Por lo tanto dijimos: 'No, dejen a los zimbabuenses en paz, que lo decidan ellos'", afirmó Mbeki.
En 2000 y 2001 el propio Mugabe repetidamente acusó a Londres de haber conspirado no solo para derrocar a su Gobierno, sino también para recolonizar al país africano. En varias ocasiones insistió que Blair enviaba "escuadrones de la muerte" para asesinar a los miembros de su gabinete y desplegaba buques de guerra para interceptar en alta mar los suministros de combustible a Zimbabue.
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/112563-sudafrica-complot-londres-mugabe
Zimbabue exige la salida de las empresas extranjeras hasta enero de 2014
Publicado: 24 nov 2013 | 12:30 GMT
En correspondencia con el plan económico propuesto por el
presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, todos los empresarios extranjeros
deberán abandonar el territorio del país hasta el 1 de enero de 2014.
Según las autoridades, la nueva medida económica va encaminada a
consolidar la presencia nacional en algunos sectores económicos como el
comercio, la agricultura, el transporte y los servicios.
En el caso de no acaten esta obligación, los empresarios extranjeros serán arrestados.
RT
El gobierno de Mugabe tiene que hacer frente a una cada vez mayor
oposición, dada la crisis económica que vive el país. El gobierno
considera que la presión occidental sobre Mugabe es fruto de las
crecientes relaciones económicas con
China y a la disputa entre China y
Estados Unidos para acceder a las enormes riquezas del subsuelo de Zimbabue.
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Wikipedia.-