La inesperada victoria de Mursi en las elecciones egipcias del 2012,
trastocó la estrategia geopolítica de EEUU en Oriente Próximo,
consistente en la pervivencia endémica en Egipto de gobiernos
militares autocráticos pro-occidentales para mantener el tratado de
paz de Egipto con Israel, (acuerdo Camp David, 1979), para continuar la
lucha contra las milicias yihadistas en el Sinaí y en
especial para asegurar el acceso la Marina de EEUU al Canal de Suez,
un atajo crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y
Afganistán.
La ingenuidad política de Morsi quedó plasmada en el nombramiento
del general Al-Sisi comandante general de las Fuerzas Armadas y ministro
de Defensa (CSFA) con la esperanza de poder desinfectar
el establishment militar egipcio de los virus patógenos inoculados
durante la autocracia de Mubarak , ya que en su etapa anterior Al Sisi
era el jefe de la temida inteligencia militar y era
considerado como el miembro más "reformista" de la Junta Militar.
Sin embargo, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), antes
de transferir el poder, aprobó una declaración constitucional
complementaria en la que se preservaban las principales
prerrogativas del Ejército, como detentar el poder legislativo
durante la Transición, una amplia autonomía para gestionar su
presupuesto y la capacidad de decidir sobre la declaración de guerra,
por lo que su anulación por el Presidente Morsi encendió la luz
verde para la asonada militar contra el Gobierno de los Hermanos
Musulmanes.
Morsi nunca controló las palancas del poder en el país y sólo tenía
un control nominal sobre el ejército, las fuerzas de seguridad o los
servicios de inteligencia del estado, por lo que negoció
con Al Sisi la lealtad del Ejército a su persona enrocado en la
defensa de su legitimidad presidencial, pero el CSFA ejecutó un golpe de
mano virtual contra Morsi al no encajar su proyecto
islamista en la estrategia de EEUU en Oriente Próximo, golpe que
contaba con el visto bueno de EEUU al haber dejado Mursi de ser un peón
útil para la estrategia geopolítica de EEUU en Oriente
Próximo, formando parte de la nueva estrategia de EEUU para la zona
tras el evidente fracaso del experimento de exportación del otrora
régimen islamista moderado y pro-occidental de Erdogan a
todos los países que componen el tablero gigante del mundo
árabe-mediterráneo.
Según el periódico Al Tharir, el general Sisi tendría "fuertes lazos
con funcionarios de Estados Unidos tanto a nivel diplomático como
militar, pues estudió en Washington, asistió a varias
conferencias militares en la ciudad y participó en ejercicios
conjuntos de guerra y operaciones de inteligencia en años recientes",
pero las medidas de presión de la Administración Obama
provocaron el desapego afectivo de al-Sisi tras reprochar a Obama
que “Ud. abandonó a los egipcios, Ud. le dio la espalda a los egipcios y
ellos no lo olvidarán”.
Recordar que el apoyo de la Junta Militar egipcia sería crucial para
mantener el tratado de paz de Egipto con Israel, (acuerdo Camp David,
1979), para continuar la lucha contra las milicias
yihadistas en el Sinaí y en especial para asegurar el acceso al
Canal de Suez , pues Egipto otorgaba a la Marina de EE.UU. paso expedito
a través del Canal de Suez para la docena de buques de
guerra que atraviesan mensualmente dicho canal. Así, Israel, Arabia
Saudí, Qatar y demás aliados árabes de EEUU en el Próximo Oriente ( con
la excepción de Erdogan), habrían presionado a
Obama y a la UE a no condenar el golpe de mano contra Morsi, optando
por un nuevo Mubarak como mal menor ante la amenaza del islamismo
surgido de las urnas.
Sin embargo, tras la cruenta represión del ejército egipcio contra
los Hermanos Musulmanes, la Administración Obama anunció la cancelación
del ejercicio bienal militar conjunto con Egipto
como medida de presión al gobierno interino militar para ceñirse al
acuerdo del plan de transición democrático así como la posible revisión
de la ayuda militar que concede a Egipto,
estimada en 1.500 millones de $ anuales, provocando un vacío
occidental que fue aprovechado por Arabia Saudí y Putin para recuperar
la influencia perdida en Egipto. Así, tras el golpe de mano
contra Morsi, Egipto podría recibir una inyección económica de
Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos por un monto total
de 15.000 millones $ como parte de la estrategia de las
monarquías árabes del Golfo para anular la creciente influencia de
Qatar como principal benefactor de Egipto tras la donación de 5.000
millones de $ al régimen de Morsi.
Por otra parte, la retirada por EEUU del portaaviones USS Nimitz y
el destructor USS Graveley del Mediterráneo tras cancelar “in extemis”
Obama el ataque contra Siria (Operación Free Syria)
fue aprovechado por Putin para reforzar su flota en el Mediterráneo
con 18 buques de guerra. Así,según la agencia Itar Tass, Rusia reforzará
su base naval en el puerto sirio de Tartus con el
objetivo de resucitar la extinta Flota del Mediterráneo, (disuelta
en 1992 tras la extinción de la URSS), cuya columna vertebral estará
formada por la Flota del Mar Negro , la del Norte y la del
Báltico (con el Varyag como buque insignia) y podría estar
operativa en el 2.015, pero la inestabilidad del conflicto sirio,
obligaría a Rusia a buscar una nueva alternativa para su base
naval en suelo egipcio, (Damietta o Port Said).
Egipto
sería un país lastrado por su excesivo déficit energético y por las
elevadas tasas de importación de cereales en una
sociedad inmersa en la cultura del subsidio ( alrededor del 30 % del
presupuesto del país está destinado a subvenciones), por lo que en el
nuevo escenario que se dibuja, las necesidades de grano
y de tecnología de Egipto podrían ser satisfechas en exclusividad
por Rusia. Así, durante el mandato de Mursi, Egipto solicitó la
ayuda técnica de Rusia para construir la central
nuclear de Dabaa cerca de la costa mediterránea y desarrollar el
reactor nuclear experimental de Inshas, a las afueras de El Cairo, así
como la tecnología necesaria para explotar las minas de
uranio del país, situadas entre el Nilo y la costa del Mar Rojo,
puesto que Rusia a través de las empresas Lukoil y Avatec ya tendría una
importante presencia en los campos de petróleo y gas
egipcio.
Por otra parte, según la agencia Cairo Press Review, los ministros
de Exteriores y de Defensa de Rusia viajarán a El Cairo la próxima
semana para conversaciones con sus homólogos egipcios
sobre la venta de armas y las relaciones entre ambas naciones,
preludio de la posible visita del presidente ruso Vladimir Putin a
Egipto para logar de al-Sisi la concesión para instalar una base
naval permanente en Damietta o en Port Said, base militar que
otorgaría a Rusia el papel de gendarme del Canal de Suez y que siempre
le fue negado a EEUU.
Recordar que el paso del Canal de Suéz está considerado como uno de
los puntos más importantes para el comercio mundial ya que transporta
2,6 millones de barriles de crudo al día (lo que
representa casi 3% de la demanda mundial diaria de petróleo) y
asimismo es una ruta imprescindible para la Marina de EEUU, pues hasta
ahora Egipto otorgaba a la Marina de EE.UU. paso expedito a
través del Canal de Suéz para los cerca de 40 de buques de guerra
que atraviesan mensualmente dicho canal y que les aseguraba un atajo
crucial para el acceso directo a los Emiratos Árabes, Irak y
Afganistán.
En el supuesto de que su control pase a manos rusas, la geopolítica
de EEUU en Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME) quedaría totalmente
hipotecada y supondría un cambio geopolítico total
en el complicado puzzle de Oriente Próximo, pasando Rusia a ser
elemento referente y socio estratégico de Egipto y convirtiendo a Egipto
en el portaaviones continental de Rusia, rememorando la
política de Jruschov cuando Egipto era el principal socio de la URSS
en la región y su Presidente Nasser fue condecorado con la Estrella de
Héroe de la Unión Soviética.
Por su parte, al-Sisi sería partidario de restablecer el tradicional
status del ejército en la vida socio-política de Egipto pero necesita
implementarcambios democráticos que le otorguen un
poder presidencialista con claros tintes autocráticos, siempre bajo
el lema de defender “los intereses de todos los egipcios y no solo de un
grupo social o religioso” por lo que según DEBKAfile,
“se espera que al-Sisi se postule como candidato a la Presidencia
para las próximas elecciones Presidenciales del 2014”, en las que podría
participar el brazo político de los Hermanos
Musulmanes.
Caso de ser elegido nuevo Presidente de Egipto, el mencionado
desapego de Sisi respecto a los países occidentales aunado con el
previsible fracaso de la enésima ronda de conversaciones de paz
palestino-israelíes y la delicada situación económica en que se
encuentra Egipto ( país empobrecido de iure y subsidiado de facto),
podría hacer que Sisi enarbolara la bandera de un nuevo
movimiento panarabista de filiación nasserista que tras extender su
efecto mimético al resto de países árabes del arco mediterráneo (Túnez,
Libia, Siria, Líbano) además de Jordania e Irak ,
podría terminar por reeditar la Guerra de los Seis Días en el
horizonte del próximo quinquenio, enfrentamiento que será aprovechada
por EEUU, Gran Bretaña e Israel para proceder a rediseñar
la cartografía del puzzle inconexo formado por dichos países y así
lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo
el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por
los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel y que
contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales (Gran
Israel).
Recordar que el Proyecto del Gran Israel (Eretz Israel), sería hijo
del atavismo bíblico y bebería de las fuentes de Génesis 15:18, que
señala que “ hace 4.000 años, el título de propiedad de
toda la tierra existente entre el Río Nilo de Egipto y el Río
Eúfrates fue legado al patriarca hebreo Abraham y trasferida
posteriormente a sus descendientes”, lo que supondría la restauración de
la Declaración Balfour (1.917), que dibujaba un Estado de Israel
dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y
que se extendía desde el Mediteráneo al este del Éufrates
abarcando Siria, Líbano, parte noriental de Irak , parte norte de
Arabia Saudí , la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí
en Egipto así como Jordania, que pasaría a denominarse
Palesjordán tras ser obligado a acoger a toda la población palestina
de las actuales Cisjordania y Gaza forzada a una diáspora masiva (nueva
nakba).
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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