por Rafael de la Garza Talavera
Sábado, 18 de Enero de 2014 15:46
En todos lados se comentan las imágenes y
acontecimientos que han sacudido al estado de Michoacán y, al mismo
tiempo, la confusión parece ser la constante. Por una lado, la
organización de grupos armados se percibe como un acto de justicia pero
por el otro se percibe una ambigüedad por parte del estado mexicano;
todo ello recubierto de una pátina de incredulidad con respecto a la
posibilidad de acabar con los cárteles del narcotráfico en la región.
Las siguientes líneas procurarán ofrecer algunos elementos para
reflexionar sobre la coyuntura que vive la tierra purépecha.
Para empezar hay que tomar en cuenta tres premisas: no existe un monopolio exclusivo en México
que controle todas las actividades relacionadas con el narcotráfico; el
estado mexicano, a través del ejército, controla el flujo de armas en
el país; los recursos naturales y su explotación están en el fondo de la
problemática social en Michoacán. Por encima de todo, no hay que
olvidar que el narcotráfico alimenta al capitalismo, aunque a veces
resulte una amenaza para las empresas ‘legales’
.
Lo primero que llama la atención en el
conflicto michoacano es que las autodefensas aseguran que sólo existe un
cártel en el estado: el autodenominado como Los Caballeros Templarios.
Insisten en que su misión es acabar con ellos y que en cuanto logren
dicho objetivo entregarán las armas. Sin embargo, se ha documentado la
existencia de cuando menos otro cártel, conocido como La Familia
Michoacana, el cual ha declarado que está enfrentado con Los Zetas por
el control del estado. Esto sin mencionar que difícilmente la
organización comandada por El Chapo Guzmán no tenga presencia en
Michoacán. Por lo tanto, la primera pregunta sería: ¿Por qué las
autodefensas en Michoacán insisten en que sólo existe un cártel?
Al observar las imágenes que han
inundado a los medios de comunicación salta a la vista que el armamento
utilizado por las autodefensas son rifles de asalto, de uso exclusivo
del ejército. A diferencia de las policías comunitarias como las CRAC-PC
en Guerrero, que utilizan rifles y escopetas, prácticamente todos los
integrantes de las autodefensas tienen cuernos de chivo. Esto genera
otra pregunta: ¿Cómo obtuvieron las armas que se supone sólo el ejército
puede utilizar? Y otra ¿Por qué el ejército y la secretaría de
Gobernación lo permite, siendo un delito federal? Puedo entender que la
delincuencia organizada las utilice, pues no le pide permiso a nadie,
pero que un grupo de civiles transite por las carreteras en Michoacán
portándolas sin disimulo y las fuerzas armadas se hagan de la vista
gorda cuesta más trabajo. A menos que… El estado mexicano, a través de
Osorio Chong grita a diestra y siniestra que están violando la ley pero
las autodefensas responden afirmando que no las van a entregar hasta que
acaben con los caballeros templarios. Y hasta el momento siguen
armados.
No se puede negar que la población,
sobre todo en el campo michoacano, ha sido agraviada impunemente por
años por el narcotráfico. Pero no es, y por mucho, el único agravio que
han sufrido las comunidades en el estado. Habría que agregar,
principalmente, el saqueo sistemático de sus recursos naturales
-fomentado por las autoridades locales, estatales y federales- en el que
están involucrados narcotraficantes, caciques locales y terratenientes y
corporaciones internacionales. En este sentido llama la atención que no
se incluya en las demandas de las autodefensas el respeto de sus
recursos naturales y de su derecho a participar en su explotación como
dueños legítimos. O incluso las típicas como centros de salud, caminos,
educación, etc.
Tal vez por ello, las autodefensas han
gozado del visto bueno del estado, a diferencia de las policías
comunitarias, como la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias,
Policía Comunitaria, (CRAC-PC) en Guerrero, que actualmente lucha por
la liberación de algunos de sus dirigentes, como es el caso de Nestora
Salgado García, coordinadora de la CRAC-PC de Olinalá, quien está presa
por el delito de secuestro agravado en Centro Federal de Readaptación
Social Noroeste de Tepic, Nayarit. El conflicto entre la CRAC-PC y la
Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG). en
Guerrero resulta sintomático de que el estado no utiliza la misma vara
para medirlos. Es muy probable que las razón esté definida por la
defensa de los recursos naturales por parte de las policías
comunitarias. No hay que perder de vista las diferencias entre policías comunitarias, autodefensas y paramilitares
Pero volviendo a Michoacán, las
autodefensas parecen concentrarse exclusivamente en su enfrentamiento
con los narcotraficantes, lo cual resulta comprensible, dejando de lado
la defensa de los recursos naturales y otras añejas demandas de los
habitantes de la región. Este hecho configura entonces las postura del
estado mexicano y su apoyo condicionado a los grupos civiles armados,
que les resultan muy útiles para simular su interés por acabar con la
delincuencia organizada. Con esto no se pone en duda que buena parte de
sus integrantes participe en las autodefensas de buena fe, pero tampoco
se puede ignorar la posibilidad de que se infiltren otros que responden a
intereses de cárteles rivales, caciques locales y autoridades.
Como han mencionado un destacado
especialista en materia de seguridad pública, Michoacán es simplemente
un laboratorio en donde se está poniendo a prueba una estrategia de
control y sometimiento de las comunidades para facilitar el saqueo de
recursos naturales y que tiene en la mira otras regiones, como Chiapas,
en donde las comunidades zapatistas son el único escollo para
sistematizar la explotación depredadora en la región. A estas alturas
¿quién puede creer que Peña Nieto y sus amigos quieren acabar con el
narcotráfico en México?
Fuente: http://lavoznet.blogspot.mx/2014/01/para-quien-trabajan-las-autodefensas-en.html
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/78594-mexico-%C2%BFpara-qui%C3%A9n-trabajan-las-autodefensas-en-michoac%C3%A1n?.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario