- Autor: Lucio Montlune
La esencia femenina de la naturaleza se
manifiesta espectacularmente en las Cataratas Rubí, un espacio digno de
representar a la divina Gaia.
Según múltiples tradiciones ancestrales e
incluso algunas teorías contemporáneas, por ejemplo ‘Gaia’ de James
Lovelock, la Tierra mantiene en sus entrañas un espíritu esencialmente
femenino –a partir del cual seguramente emergió hace miles de años el
arquetipo de la madre.
Siendo la naturaleza el lenguaje
primigenio de nuestro planeta, estamos rodeados de expresiones envueltas
en sublime delicadeza que la razón (pulso masculino) jamás podrá
abarcar. En cambio parece que al dialogar con ellas desde un plano
intuitivo (pulso femenino) accedemos a una sintonía, una especie de
extasiante trance orgánico, que podría conducirnos al centro de la
sabiduría más pura, sophia –recordemos que el origen de prácticamente todo camino místico reside en la observación de la natura.
Ya sea en la húmeda perfección que
delinea los pasadizos subterráneos en las alegorías policromáticas de
las flores, o en los sutiles diseños que se trazan deliciosamente sobre
la arena del desierto, invariablemente encontramos este espíritu
femenino que nos remite a una sensación de calidez uteril.
Y entre los cientos de ejemplos que
podríamos citar como dignos representantes del alma femenina de la
naturaleza, existe un lugar en Tennessee, Estados Unidos, cuya belleza
se desdobla en un sensual templo dedicado al culto de la “Diosa”: las
Cataratas Rubí (Ruby Falls).
Esta caída de agua subterránea, que mide
aproximadamente cincuenta metros de altura, forma una especie de bóveda
“envulvada” que nos remite a esa flexible geometría que impregna el
cuerpo de la mujer. Dotada de una luz tenue, casi angelical, los rayos
exteriores penetran la tierra siempre mojada mientras una hebra de agua
conecta el interior con el exterior (que por cierto, si seguimos la
máxima premisa hermética, este binomio deriva invariablemente en la
unidad).
Las Cataratas Rubí fueron descubiertas
en 1928, dos años después comenzaron a ser explotadas como destino
turístico por, tendencia que se ha mantenido hasta ahora –lo cual no
deja de ser lamentable y a la vez le permite cumplir una función de
sensibilización masiva ante la naturaleza, entre los cientos de miles de
personas que han tenido la fortuna de visitar este lugar.
fuente:Aquí
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