Paraguay. Vidal Vega: “Marina Cue debe ser asentamiento humano y campesino”
por Julio Benegas
Domingo, 16 de Diciembre de 2012 15:53
Semanas antes de su muerte a manos de los sicarios, Vidal Vega me
había concedido una entrevista filmada (ver video abajo) en su casa de
Ybypytâ, Curuguaty. En esta, Vidal se jugaba la vida por su comunidad,
por la tierras de Marina kue que reivindicaba y denunciaba a la mafia
política y judicial.
Vidal Vega, abatido por balas
sicarias el 1 de diciembre, sabía que aquel desalojo que provocó la
muerte de 17 personas el 14 de junio de 2012 era a todas luces ilegal.
Dos veces secretario de la comisión sin tierras, conocía al dedillo que
Marina Kue pertenecía al Estado paraguayo, que Campos Morombi en vano
intentó legalizar la usupación a través de un juicio fallido y planteaba
sin ambages que este terreno debía ser asentamiento humano.
Abiertamente se jugó la vida en favor de la comunidad campesina más
afectada: Ybypyta.
Ya en la tardecita del 14 de junio de
1012 el mundo de Yvypyta enrareció. La noticia corría de puerta en
puerta. “Outama la desalojo che ama”, le dijo Vidal Vega a su mujer.
Montó la moto y salió a la ruta a observar aquel espectacular despliegue
policial. En la tardecita del 14 ya estaban acampando en el portón
principal de acceso a Marina Kue los 42 efectivos del Grupo Especial de
Operaciones, unas 25 patrulleras al costado de la ruta principal y la
policía montada. El presentimiento de que algo muy grande ocurriría lo
asaltó. El sabía que esta vez muchos ocupantes habían decidido morir por
aquel pedazo de tierra y también recordaba que ni el desalojo del 2010,
en el que metieron presos a 49 personas, presentaba ese cuadro
operacional de la Policía Nacional. Por qué Marina kue había adquirido
tanta importancia, se preguntó entonces, al memorar que desde un mes y
medio atrás ya estaban acampados un pelotón del grupo de operaciones
especiales y otras tantas más de otras unidades policiales.
“Ndaha’avéima peteî desalojo común ni naha’eveima problema judicial. Che
amanejalája koa ha’ema golpe político-ra, porque más de un mes 100 a
150 policías orrodea, orronda, oreko hikúei peteî estrategia. Ha upe
día-pe oinunda hikúei”, nos contaría después. Aquel majestuoso
despliegue mantuvo en vigilia a varias familias de Ybypyta en la noche
del 14 de junio y a la madrugada del 15 el minucioso recorrido de
rebuscarse virutas para la fogata y hierbas para el mate se alteró
completamente. Más de un centenar de personas de Yvypyta observó ese
desplazamiento de las cuatro de la mañana. El teléfono de Vidal Vega,
reconocido activista social en la zona, no paraba de sonar. La
desesperación se había apoderado de las familias de Ybypyta.
Vidal Vega sabía mucho. Hábil, con
muchos contactos en la policía local, había incluso accedido a vídeos
que mostraban el momento en que caían los campesinos, cuestión que en
las imágenes de televisión del primer día y de los días posteriores
nunca fue emitida. Y estaba seguro de que la matanza de Marina kue
formaba parte de un plan urdido para derrocar al presidente Fernando
Lugo. Cómo se explica entonces, se preguntaba, aquel operativo jamás
visto de sacar de una ocupación a un grupo de 54 personas con ese
despliegue policial. Vidal se enteró del operativo el día anterior
cuando sus vecinas enfermeras fueron convocadas, cuando observó el
desplazamiento en la noche del 14 de junio de tres grandes colectivos
con los efectivos traídos de Ciudad del Este, cuando vio desfilar cuatro
ambulancias, cuando escuchó el sobrevuelo tempranero del helicóptero;
todo esto ya eran para él señales de malos augurios.
Vidal conocía la intimidad de aquella
ocupación, la historia de esas tierras, la decisión de los antiguos
ocupantes de aferrarse a su parcela y al dedillo manejaba el expediente
135504 del Indert. Es el expediente de la Comisión Vecinal de Sintierras
de Naranjaty que él tramitaba. Tanto sabía que de un santiamén nos
contó el número de expediente de memoria, nos dijo que esa tierra fue
donada a las Fueras Armadas en el 66, que Nicanor Duarte Frutos
transfirió al Indert en el 2004 para Reforma Agraria, que Campos
Morombi intentó legalizar la usurpación con un juicio que salió a nombre
de otra finca, que el abogado Víctor Peña Gamba, tres años después, en
vano quiso corregir, y que, por lo tanto, y en consecuencia, esa tierra
es del Estado paraguayo, únicamente del Estado Paraguayo y debía ser
distribuida a la Comisión de Sintierras de Naranjaty que la tramitaba
desde el 2004. Qué es todo esto mi Dios, por qué tanto absurdo, por qué
ese despliegue policial contra campesinos que ocupaban una tierra a la
que tenían derecho por Constitución, por ley, por inciso, punto, coma.
Mba’ere, mba’ere. Vidal tenía un presentimiento aterrador que en vano
intentó ocultarle a su mujer, en vano quiso administrar frente a don
Adolfo Castro, padre de los tres hermanos Castro presentes en la
ocupación, pero al que trataba de sobreponerse para contener la
avalancha de madres y hermanas desesperadas que se habían agolpado en la
ruta principal desde las cuatro de la madrugada. No le cabía en la
cabeza la presencia de efectivos armados con FALK, fusil ametrallador
con posibilidad de dar en el objetivo hasta de 300 metros, con MP5,
pistola ametralladora calibre 9Mm, efectivos de la Fope, del Geo, de la
Montada y refuerzos de la policía convencional. Las cuatro de la mañana
comenzó la incursión policial al territorio ocupado. Qué estaría
ocurriendo al interior de Marina kue.
La voz de Vidal golpea ahora, mucho,
mucho. Una afirmación precisa, contundente, sin ambages, dispara con más
fuera que las balas sicarias que el pasado 1 de diciembre terminaran
con su vida. Escuchémoslo, imaginémoslo: “Iclaroporaiterei lo mitâ-me.
Ndaha’eiko la campesino itavya ni ijabusivova. Lo mitâ o’entendeporâ
maamba’epa, pero ñande ñai peteî mafia del poder judicial, mafia
política omantenea, ko’aa mafioso ousurpáva, upéa la tema, ha ojerovia’i
hikuei porque oguereko peteî poder alternativo ñanderétape. Ko’âva
fiscal oîva ko’arupi soldado jeyma, amoite hapópe oî la omandapâva”.
Vidal, luego de la masacre, se
integraría plenamente a la comisión vecinal de sintierras Naranjaty y a
la comisión de víctimas y familiares de víctimas, organizando el vínculo
de las víctimas con agentes de derechos humanos, con los investigadores
de toda laya y asumiendo las posiciones frente a los nuevos gerentes
del gobierno paraguayo. El portaba un desafío para las nuevas
autoridades: “Pejapo peê (el asentamiento) ro japóta ore . En eso no hay
negociación posible”, nos comentó en la entrevista y con una fuera que
representaba el espíritu de esa histórica lucha campesina, disparó otro
misil: “Marina Cue tiene que ser asentamiento humano y campesino. No
pueden quedar impunes 17 muertos”.
Vidal Vega, 47 años, nacido en Paso
Mbutu, Horqueta, Concepción, hombre abierto, amable, fue abatido en la
madrugada del 1 de diciembre en su rancho, frente a su familia, por
balas sicarias. En la región, su voz clara, transparente, se suma a
otras voces como la del gran líder de Santa Catalina, Yasy
Cañy, Mariano Jara, asesinado, en el 2009, frente a sus familiares por
un matón de terratenientes que rápidamente fue liberado por la mafia
política y judicial de Curuguaty tras su captura por los vecinos del
lugar y un policía que creía estar cumpliendo su deber.
Pongo, abajo, a disposición del lector la entrevista filmada con Vidal Vega, para que lo vean:
Fuente
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